Estos cuadros no emiten música pero la hace sentir dejándola fluir en los espacios que crea y en las atmósferas que los envuelve. Las líneas como personajes fluyen del interior del artista y salen al exterior creando así una sinfonía de notas que aunque invisibles son sonoras. Escuchamos música en los colores y en las formas simplificadas de sus creaciones. El jazz, el blues, el tango, la salsa…son ritmos seleccionados, sacados del barrio, para ser plasmados con sus pinceles de forma espontánea mostrándonos la urbe desde otro punto, desde su alma.
Didier Franco se ha nutrido de la música de una forma intensa para lograr hacer su propia partitura y como un director con su batuta impregna sus obras de música dándole a cada color una nota, dejándolos volar hasta llegar a los más recónditos lugares de nuestro interior.
No se oye su música con los oídos sino con el corazón y es por esto que sus cuadros nos transportan a un auditorio ficticio para sentirla hasta dejarnos impasibles.
Sea este un motivo para dejarnos llevar por esta sinfonía de color y dejarnos embriagar por los ritmos que aun se arraigan al alma.
Jorge Murillo Torrico
Licenciado en Bellas Artes
Facultad de Sevilla – España