Esta serie la inicié desde el año 2008 viendo las expresiones grafiteras en los muros del Centro Histórico y no poder identificar a los artistas callejeros de mi ciudad y que coincidía con las manifestaciones de protesta a favor de la libertad de expresión y la falta de comunicación efectiva entre el ciudadano de “a pie” y las autoridades gubernamentales de la capital y el Estado colombiano.
Los grafiti eran textos que poco a poco dejaron de ser el nombre de quien lo hacía, otros pintaron sobre ellos, pegaron dibujos previamente hechos en un taller, pintaron con aerosoles sobre mascarillas recortadas y que con el clima variable, el deterioro de la pintura de la pared y avisos clasificados puestos encima, fueron tomando una dirección escenográfica y plástica mucho más radiante.
Con el clima como coadyuvante del deterioro paulatino y la búsqueda incesante de nuevas formas artísticas logré recaudar un nuevo bestiario simbólico, formas humanas, retratos desdibujados y formas agitadas en decaimiento progresivo, las cuales ayudé a exaltar rasgando parte de un aviso, interviniendo con una pincelada más de color y tomando el registro fotográfico para imprimirlo y trabajar con acrílicos y tintas a la espera de sorprendentes resultados plásticos.
La lucha constante por tratar de “hablar”, “decir algo”, “comunicar algo” desde el arte
exige nuevas formas de expresión que normalmente van ligadas a trasgresiones emotivas y críticas.
La Obra aquí realizada, está trabajada en acrílicos sobre tela y técnicas mixtas sobre papel.
No sugiere nada, solo intenta tocar las emociones que se producen desde dos ángulos diferentes: La pobre comunicación en las ciudades donde la desigualdad social es soberana y el progresivo aniquilamiento de la vida y las cosas “todo tiene un ciclo con un comienzo y un final”, en estos trabajos vemos casi el final que al mismo tiempo es el principio de algo nuevo y edificante.
WILLIE HOSTOS